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  • Ana Escobar

El oficio de canastero

Por Guillermo Loyasinalín


A muy temprana edad comencé a trabajar. Primero fui agricultor en la hacienda Leticia, ahí hacía guachos, sembraba papas, maíz y cebada. Pasó el tiempo y me dediqué a la construcción, me desempeñaba como albañil, pero luego de sufrir una caída dejé esa actividad. Al verme sin trabajo retomé el oficio que aprendí de mi padre, él era canastero.

En Patahua se encuentran los mejores zuros. Esta plantita es más gruesa y fuerte que los carrizos, y sirve para elaborar los canastos. El monte es tan generoso que no hace falta que nadie los siembre.

Cuando los voy a recoger me paso toda la mañana en la montaña, acumulo unos 100, los cargo a la espalda con una sincha e inicio el camino de regreso a casa.

Para elaborar los canastos se corta tiras largas con un cuchillo. Por cada zuro salen entre 6 y 7 hojas. Una vez listas las tiras se las pone al sol para que se sequen, por lo menos un día y medio, luego se les remoja para ablandarlas y así iniciar la tarea de tejer los canastos.

Llevo más de 60 años en el oficio de canastero. La práctica y la habilidad me ha llevado a elaborar un canasto pequeño en media hora. Antes de despedirme quiero contarles que en la actualidad tengo 80 años, y sigo tejiendo canastos de todo tamaño.


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